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Radios independientes en el AMBA: las voces que marcaron época

Dos emisoras que marcaron el camino de la comunicación alternativa en el país. Luego de décadas esas voces marcaron huella. Desafíos en la era digital. Cómo mantienen su esencia y la crítica a los nuevos formatos digitales

Fuente: www.eleditor.com.ar

Por: Nicolás Rzonscinsky

Ilustración: Nicolás Daniluk.
A mitad de la década de los 80, surgió un importante movimiento comunicacional en Argentina que marcó las siguientes décadas y cuyas ramificaciones llegan a nuestros días. Es que de la mano de la popularización de la tecnología para transmitir en frecuencia modulada (FM) el espectro radiofónico fue colmado por emisora cada una identificada de manera única según su contenido y presentador.

Así, para las o los dueños de los medios tradicionales eran las FM «truchas», para los amantes de las tendencias europeas se llamaron «piratas», mientras que quienes estaban asociados a tradiciones de izquierda eligieron el mote de «alternativas».

En el sur del conurbano, en Lomas de Zamora se fundó Radio Ciudades. Lo hacía un grupo proveniente de la carrera de Periodismo de la Universidad Nacional de Lomas de Zamora (UNLZ), encabezado por un joven llamado Gabriel Mariotto, que llegó a ser vicegobernador de la provincia de Buenos Aires y abanderado de la La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, mejor conocida como Ley de Medio, sancionada en octubre de 2009.

Gustavo Gordillo es periodista, docente, guionista cinematográfico y uno de los integrantes del grupo fundador de esa emisora, en diálogo con El Editor recordó así esa experiencia. «FM Ciudades surge a mediados, fines de los 80, la encabeza Mariotto y éramos varios los que estábamos en el mismo lugar. Para nosotros hacer radio era un ‘caramelito’ que uno no podía desechar».
Pero el impulso no solo era el placer; para Gordillo también existía «una suerte de asfixia». «Los que en el 83 teníamos 19, 20 o 21 años, arrastrábamos lo que habían sido los medios de comunicación de la época de la dictadura. Estudiábamos periodismo con la idea de que había otras cosas para decir, comunicar, que lo que había no servía», explica y agrega que en ese entonces sentían la necesidad de hacer algo innovador, de buscar una forma diferente de expresarse, y que, además, fuera de utilidad. «Había que hacer algo diferente y esa otra cosa iba a servir».

Una tribu que no perdió vigencia
Pero no solo al sur del Riachuelo se gestaban proyectos comunicacionales. En la facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) un grupo de estudiantes también se preparaba para fundar una emisora que marcaría época. Se llamó FM La Tribu y funciona hasta la fecha, aunque en un contexto bastante diferente al de su fundación. Javier Vogel, periodista y uno de los fundadores de la radio y recuerda esa época: «La radio nace a mitad del año 1989, todos los que participábamos salimos de la carrera de comunicación de la UBA. Formaba parte de un paquete de proyectos que tenía el Partido Comunista (PC) en ese momento», relata. Además, agrega: «Tenía una terminal bastante fuerte en el ámbito estudiantil, con el Frente Estudiantil Santiago Pampillón». Entre esos proyectos, el programa Protagonistas, que conducía Eduardo Aliverti era la espinal dorsal, y, «desde La Tribu, íbamos bastante a ver la producción, como si fuera un taller de radio. Esa era la espada más fuerte, la hijita de eso fue La Tribu. El otro gran proyecto fue el diario Sur», recuerda Vogel.

Si la identidad de La Tribu era originariamente del PC, Ciudades estaba enmarcada claramente dentro del Movimiento Peronista, así lo cuenta Gordillo: «Ciudades, era muy particular, en parte por los tiempos. Fue durante el alfonsinato y nosotros empezamos a tener un sesgo de resistencia y de idea peronista del mundo. Armábamos separadores con frases de (Raúl) Scalabrini Ortiz, (Homero) Manzi, (Arturo) Jauretche. Nos nutríamos de eso y lo brindábamos a la comunidad, y la parte de la comunidad que nos escuchaba y nos seguía tenía una ligazón muy fuerte», recuerda.

«Era una época muy particular, todo lo que existía eran los medios oficiales eran cuatro canales, algunas radios que repetían el mismo discurso, un discurso de ciertas libertades en la democracia, pero siempre bajo una pátina socialdemócrata. La gente de Lomas, Temperley, Banfield, Adrogué, Avellaneda, Lanus, tenía una relación afectiva con nosotros. La gente grande que nos escuchaba nos tenía como hijos, como ‘los chicos'» concluye el periodista.

Si la pertenencia política marca un contraste, la relación con la comunidad marca otro. A diferencia de lo pasaba en Ciudades, Vogel cuenta que, en la experiencia de La Tribu «la relación con la comunidad, en los primeros meses fue un poco ambigua», y recuerda: «Habíamos alquilado un departamento en la calle Gascón 552, el 14 A, y el contrato especificaba que era para un centro de capacitación con talleres. Pero de repente, entre las 12 del mediodía y las 2 de la madrugada entraba y salía gente que para los vecinos era ‘gente rara’. Empezó a haber mucho rocanrol, mucho pelito largo, quilombo. Los pibes se creían que eran superlocos de la radio, les encantaba escuchar la música muy alta, lo que generaba problemas con los vecinos».

Vogel continúa: «Yo me peleaba siempre con Martín Pérez, el gavilán, que ahora está en Página/12, tenía un programa nocturno que yo se lo operaba. Él decía que ‘el rock se escucha así’, y ponía la música al palo. Siempre estábamos al borde de la pelea porque mi responsabilidad era que no se armara quilombo».

Una cuestión central de esos medios tenía que ver con lo que se decía y cómo se decía, en ese sentido, Vogel cuenta que «era muy experimental, teníamos como reflejo lo que era la Rock and Pop, particularmente con Lalo Mir, y también (Alejandro) Dolina. De esa radio sacábamos el ‘vale todo’, lo experimental. Yo hacía un programa, una síntesis de noticias de la semana, que viéndolo 30 años después, era muy parecido a los programas que revisan videos, pero no existía internet, eran los contenidos de la semana grabados de noticieros con un VHS, cortados y canciones mezcladas con un radiograbador doble cassetera; lo escucho hoy y digo ‘bueno, hacíamos cosas que después funcionaron’ hacíamos informes enlatados que son los podcast de hoy», resalta.

Con respecto a la relación con las nuevas formas de generar contenido que tuvo su eclosión durante la pandemia producto del Covid19, Gordillo encuentra más fractura que continuidad: «Las nuevas formas de producción de contenido las veo más individuales, en muchos casos para hacer plata, en otros por el contenido mismo, pero siempre desde el arresto individual, es decir, ‘voy a hacer lo mío a ver si cuaja y me gano unos mangos’, por lo menos así lo percibo, no tengo conciencia de que es lo que anima a quienes hacen las nuevas formas de contenido. Pero me parece que hay una diferencia sustancial y es que necesariamente la radio es un colectivo de gente, estas nuevas formas son más arrestos individuales», reflexiona Gordillo.

El periodista Vogel también esboza una crítica hacia los contenidos que se encuentran hoy en las plataformas virtuales, pero, en su caso, está relacionado con la calidad de los productos que se emiten. «Lo que me pasa ahora es que me siento a escuchar radio o me junto con mis hijas a ver los contenidos que miran ellas en YouTube o en Twitch y veo cosas muy rudimentarias, y digo ‘hagan algo más profesional’ están haciendo lo mismo que hacíamos nosotros sin ningún recurso y ahora tienen tremendos micrófonos, cámaras, editores, programas que les solucionan un montón de cosas y se sientan a hablar como si fueran borrachos en un bar. Suban la vara comunicacionalmente hablando», cierra.

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