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La puja política pasa por conquistar el centro ideológico. Por Maximiliano Borches

El autor sostiene que tras la decisión popular, quedará pendiente un serio debate sobre nuestro país que, aún con todo por hacer, sistemáticamente se cae en el fracaso

Fuente: https://prensatiroalblanco.wixsite.com/

Por Maximiliano Borches

Si bien la principal elección que protagonizará las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) del próximo domingo 13 de agosto, será la que definirá al candidato o candidata a Presidente de la alianza macrista/radical/lilito/socialista de “Juntos por el Cambio” (resignificación de la “Unión Democrática”), la disputa política en general pasa por conquistar el espacio ideológico denominado “centro”; una especie de autojustificación de la cobardía política de lo que en algún momento de la lejana historia reciente se denominó “moral burguesa”, para evitar la tensión de extremos políticos.

Lejos de ser un fenómeno argentino, la disputa por la captación del voto del denominado “centro ideológico” es una marca de la política occidental. Las elecciones españolas del pasado 23 de julio, fueron también una demostración de forcejeo hegemónico por este voto de “centro”. En ese país, los extremos por derecha (“Vox”), y por izquierda (“Sumar”), no lograron las bancas deseadas y vieron disminuir sus caudales de votos ante el fortalecimiento de las dos expresiones del centro político español: PSOE y PP.

Aquí en la Argentina se discurre por el mismo camino político en este año electoral. Si bien, no se puede soslayar que la marca política de estos tiempos pasa por el crecimiento de las expresiones de derechas, y la apropiación que esos sectores hicieron de conceptos como “rebeldía” o “libertad”, hasta no hace mucho, palabras utilizadas como sinónimo de un imaginario revolucionario o reformista, expresado tanto por las antiguas izquierdas y espacios socialdemócratas; no es un dato menor que esas expresiones más extremas de la derecha criolla hoy son menos atractivas, puntualmente hablamos de Javier Milei.

Típico emergente de épocas de crisis, cuya relación onanista con la política pasa por imaginarse a medio camino entre ser un personaje de “La naranja mecánica”, de Stanley Kubrick, y presentarse como una especie de pequeño fuhrer de las pampas, en cuya rápida verborragia no oculta un discurso por momentos supremacista que tanto seduce a amplios sectores de porteños y desclasados.

Mientras los últimos meses del 2023 discurren como arena entre los dedos, en medio de una especie de aquelarre de hambre, inflación y dependencia cada vez más creciente, las antiguas ideas de liberación nacional fueron canjeadas por pragmatismos de todo tipo que en ciertos momentos, no logran distinguir con mucha precisión algunas diferencias de concepciones entre los distintos campamentos de la política argentina.

Las elecciones pasarán, y la decisión popular mayoritaria elegirá el rumbo nacional de los próximos –al menos- cuatro años. Sin embargo, el debate que sigue quedando pendiente, es porque en un país con todo por hacer, sistemáticamente se cae en el fracaso.

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