Elecciones 2023: el voto en blanco en disputa
¿Quiénes son y cómo piensan los que votaron en blanco o anularon su voto en las PASO? ¿Qué fuerza política tiene mayor posibilidad de captar ese voto?
Fuente: El Destape
Por Javier Balsa y Dolores Lliaudat
Las PASO nos dejaron un escenario de tercios donde los principales candidatos se disputan cómo acrecentar su caudal de votantes de cara a octubre para poder llegar a un escenario de ballotage, o incluso tratar de imponerse en primera vuelta.
En el escrutinio provisorio, los votos en blanco constituyeron el 4,78% y los nulos el 1,21% del total de participantes, lo que suma el 6% (casi un millón y medio de votantes). En las PASO de 2019 hubo un número similar de votos en blanco o nulos (sumaron el 5%).
Sin embargo, en la elección general de ese mismo año, este porcentaje se redujo a la mitad (2,5%), a pesar de que aumentó la participación (del 76% al 80% del padrón) y que varios candidatos/as votados en las PASO ya no estaban como opciones en las generales.
Exactamente el mismo fenómeno había ocurrido también en 2015. Es que tiende a ocurrir que el nivel de politización y de asunción de responsabilidad cívica aumenta frente a la elección «verdadera», a diferencia del comportamiento en las PASO.
Es muy probable que lo mismo ocurra este año: que, al menos la mitad de quienes votaron en blanco o anularon su voto, en octubre opten por algunos de los candidatos disponibles. De allí la importancia de tratar de conocer más sobre quiénes son y cuáles son los perfiles ideológicos de estos votantes.
En el marco de un proyecto de investigación sobre subjetividades políticas, realizamos una encuesta nacional online de 4.213 casos distribuidos en todas las regiones del país entre el 24 y el 30 de julio. En la misma obtuvimos respuestas de intención de voto para las PASO muy similares a lo que finalmente se pudo ver en los resultados del 13 de agosto pasado.
En ese marco, 323 personas nos respondieron que iban a ir a votar en blanco o anularían su voto. Esto representa el 9% del total de los que iban a ir a votar. La diferencia con el 6%, además de algún posible sesgo muestral, es probable que se deba a que algunas personas que dijeron que iban a ir a votar en blanco, finalmente optaran por no participar.
Al indagar en las características sociales de estos votantes nos encontramos con que son mayormente mujeres (63%); a nivel etario, si bien se encuentran repartidos, se destacan las personas más jóvenes (alrededor del 40% de estos votantes tienen menos de 24 años); en el nivel educativo tienen mayor peso aquellos que tiene educación secundaria (32%) y primaria completa (22%) que quienes tienen un título universitario (7%).
Si bien el voto en blanco o nulo se distribuye entre las diferentes categorías ocupacionales, tiene valores más altos entre los trabajadores autónomos no profesionales (20%), los empleados administrativos o de comercio (16 %) y en los trabajadores de cooperativas de trabajo con un plan estatal (16%). A su vez, distinguidos según su condición laboral, se distribuye uniformemente entre trabajadores formales e informales.
A través de la elección del voto en blanco o de la anulación de su voto, estas personas expresaron su disconformidad con las opciones políticas disponibles. Si bien esta bronca con los políticos intenta ser captada desde una retórica de derecha por Javier Milei quien centra su campaña en la denuncia a la “casta”, nuestra investigación nos permite dar cuenta que casi dos tercios de quienes votaron en blanco o anularon su voto se encuentran más cercanos a posiciones nacional-populares. El tercio restante, en cambio, manifestó posiciones bastante neoliberales y autoritarias.