Defender la Biblioteca de la Estación: un grito colectivo por la cultura y la justicia. Por Oscar Rodríguez
Defender la Biblioteca de la Estación: un grito colectivo por la cultura y la justicia
Por: Oscar Rodríguez
La Biblioteca de Arte y Cultura Popular de la Estación no es solo un lugar con libros. Es un latido de la comunidad, un refugio de ideas, un punto de encuentro donde la cultura florece libremente. Desde 2012, este espacio ha sido sostenido por el esfuerzo y el amor de quienes creen que la educación, el arte y la memoria colectiva no son lujos, sino derechos innegociables. Hoy, ese derecho está en peligro.
El municipio de General Roca, bajo la gestión de María Emilia Soria, intenta borrar del mapa esta biblioteca con excusas legales vacías. Ocho compañeres han sido injustamente acusados de «usurpación», mientras que la verdadera usurpación es la del poder que intenta arrebatarnos un espacio construido por y para la comunidad. No hay pruebas contra ellos porque no han cometido ningún delito. Su único «crimen» ha sido defender la cultura, resistir la indiferencia y negarse a que nos arrebaten lo que es de todos.
No es casualidad que se busque cerrar la biblioteca para ampliar una oficina de turismo. Para los poderosos, la cultura independiente molesta, interfiere con sus negocios, incomoda porque invita a pensar. Nos quieren callados, desmovilizados, resignados. Pero no nos van a callar.
Este no es solo el problema de una biblioteca. Es un ataque a la organización popular, a la construcción de conocimiento colectivo, a la identidad cultural que nos define. Hemos visto esto antes: espacios culturales asfixiados por burocracias serviles, comunidades despojadas de sus lugares de encuentro, el acceso a la información transformado en un privilegio en lugar de un derecho.
La Biblioteca de la Estación es mucho más que sus paredes. Es la infancia descubriendo la magia de la lectura. Es el pueblo mapuche encontrando un lugar donde su historia y su lengua son respetadas. Es la juventud debatiendo, creando, transformando. Es la convicción de que la cultura es una trinchera desde donde resistimos el avance de la ignorancia y el olvido.
El llamado es a no quedarnos en silencio. Defender la biblioteca es defender nuestra identidad, nuestra historia y nuestro derecho a imaginar un mundo mejor. No podemos permitir que nos arrebaten lo que hemos construido con esfuerzo y solidaridad. Nos necesitan divididos, pero responderemos con unidad. Nos quieren inertes, pero responderemos con acción.
La lucha por la biblioteca es la lucha por todas las bibliotecas, por cada espacio donde la comunidad se organiza y resiste. Es ahora cuando debemos hacer oír nuestra voz. Es ahora cuando debemos estar presentes. No permitamos que nos roben la cultura, porque sin ella, nos roban también el futuro.