Las BIBLIOTECAS resistiendo el asalto ideológico y financiero.  Por Oscar Rodríguez

Las BIBLIOTECAS resistiendo el asalto ideológico y financiero.
Por: Oscar Rodríguez

En el transcurso de la evolución del poder desde la disciplina industrial hacia el capitalismo de la información, ha surgido un cambio sustancial en las estrategias de control social. Michel Foucault, en su obra «Vigilar y Castigar», destaca esta transición, donde la disciplina física cede terreno a un dominio más sutil centrado en la manipulación de la información y la vigilancia psicopolítica.
Esta transformación encuentra su expresión más actual en la obra de Shoshana Zuboff, «La era del capitalismo de la vigilancia», donde se examina cómo la información se ha convertido en un recurso esencial para el ejercicio del poder. En paralelo, el filósofo surcoreano Byung-Chul Han introduce el concepto de «infocracia», una forma de poder basada en la sobreabundancia de información en la era digital, destacando cómo la información se convierte en una herramienta de dominación más efectiva que la represión.
Dentro de este contexto, Saul Feldman, en «La conquista del sentido común», explora el concepto de «cinicracia», no solo como una actitud provocadora, sino como un modo sustancial de organización y gestión. La «cinicracia» se presenta como un fenómeno que lleva consigo el desarrollo del odio y la búsqueda de disciplinamiento, analizado tanto en términos operativos como discursivos.
En este escenario, la vigilancia psicopolítica, definida por la constante observación y manipulación de percepciones y comportamientos mediante la recopilación masiva de datos, emerge como una herramienta predominante en esta era. Los medios hegemónicos de comunicación desempeñan un papel crucial al conformar la opinión pública y contribuir a la vigilancia psicopolítica.
En este contexto de manipulación informativa, las bibliotecas populares se erigen como contrapeso a la concentración de poder. Basándose en la teoría de la alfabetización informacional de Bruce Lloyd, estas instituciones desafían la manipulación informativa al proporcionar acceso igualitario y promover la capacidad crítica.
La diversidad cultural, defendida por Stuart Hall, se vuelve esencial en las bibliotecas, ya que ofrecen una variedad de perspectivas y recursos, contrarrestando la homogeneización cultural impuesta por la vigilancia psicopolítica.

Sin embargo, estas instituciones enfrentan persecuciones ideológicas, reflejadas en intentos de desfinanciar sus actividades, como se evidencia en las acciones desde el gobierno de Macri y este avance anarcocapitalista de Milei.
Este ataque en las pretensiones de desfinanciamiento no se reduce a un supuesto ajuste de gastos;no es un tema de plata es una cuestión ideológica.
Las bibliotecas, al proporcionar acceso democrático a la información, desafían el sentido común impuesto por los medios hegemónicos, convirtiéndose en lugares de sociabilidad del conocimiento donde la diversidad de perspectivas y el acceso igualitario se convierten en *actos subversivos contra la manipulación informativa.
Entonces las bibliotecas no son solo custodias de conocimiento, sino también bastiones de resistencia frente a la manipulación informativa en la era del capitalismo de la información. Su capacidad para desafiar la homogeneización, fomentar la diversidad y proporcionar acceso democrático las coloca en el epicentro de una lucha ideológica donde su existencia misma desafía el statu quo impuesto por aquellos que buscan controlar la narrativa dominante.

*El concepto de «actos subversivos contra la manipulación informativa» se refiere a acciones destinadas a desafiar y contrarrestar los intentos de manipulación de la información por parte de diversas entidades, ya sean gobiernos, medios de comunicación o cualquier otro actor con influencia en la difusión de noticias y datos.
Estos actos subversivos buscan restablecer la integridad informativa, empoderar a las personas para tomar decisiones informadas y salvaguardar la democracia al garantizar un flujo libre y transparente de información. En última instancia, se trata de fortalecer la resiliencia de la sociedad ante intentos de manipulación que puedan amenazar la verdad y la libertad de expresión.